Zoë Bell es una de las actrices fetiche de Quentin Tarantino, sale en gran parte de sus películas, bien como doble de acción, que es de donde empezó su carrera y destacó (por ejemplo como doble de Lucy Lawless en Xena la Guerrera o de Uma Thurman en Kill Bill), bien como secundaria, por ejemplo en su última película los Ocho Odiosos, o incluso como protagonista junto con Kurt Russell en Death Proof.
Aquí la tenemos como una de las protagonistas de una película, Paradox, hecha este mismo 2016, de viajes en el tiempo, y como su propio nombre indica, Paradojas.
Y es un putruño bien grande. Actuaciones lamentables, efectos muy cutres, y lo que no se le puede perdonar a una película de este tipo (que a servidor le encantan), guión regulero tirando a malo con muchas frases metidas con calzador para que los personajes se hagan los guays y que no pegan ni con cola.
No MaMolao
Ahorraros el tiempo de verla y mejor dedicaros a otra cosa, por mucho que os guste el género. Pero si queréis más información, podéis encontrarla aquí.
Zoë, que te llamo y no me pillas el móvil |
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