Al supermercado que me voy

 Punch Club podría haber sido un gran juego, pero se queda en un juego pasa ratos, en su modo más fácil.
 Es un juego de gestión de un luchador típico de los 80, al que tendremos que llevar desde que es un don nadie traumatizado por su pasado hasta que sea campeón del mundo, vengue a su padre, y recupere el medallón de la familia, o al menos alguna de esas cosas.
Pintar pinta fenómeno, con unos gráficos 2D muy apañados que recuerda los clásicos y una música chiptune también potente, pero se han pasado tres pueblos con la dificultad. De serie el juego para un tío acostumbrado a los managers como yo, es un verdadero coñazo, teniendo que repetir entrenamientos de manera que no apetece jugar. Parece que los desarrolladores se dieron cuenta y metieron un modo súper-fácil, pero avisando a los que lo pidieron (legión) que así era todo muy fácil y que no estaba pensado el juego para jugarse así. 
En el modo súper-fácil ya es otra cosa. Se puede jugar, pero así y todo se me ha hecho largo. Una dificultad más medida y un sistema de juego mejor hubieran hecho de Punch Club una joya, pero tal y como está, si lo consigues en rebajas, y te gustan mucho los juegos tipo tycoon, se deja jugar y gracias.


Entrenando que es gerundio
Una pena que no sea mejor con los graficotes que se gasta.